La instalación de paneles solares es una tecnología que se puede tener en casas o empresas, además, permite ahorrar hasta el 90% del costo de la electricidad.
El uso de fuentes renovables ha ido incrementando en los últimos años; debido al aumento del cambio climático. Estas fuentes se han vuelto una alternativa para sustituir a las energías derivadas de combustibles fósiles.
Por ejemplo, la energía solar es una opción viable; para aprovechar los beneficios de esta alternativa es necesario contar con paneles solares.
Los paneles solares en los últimos años han mostrado mejorías en cuando a su costo y eficiencia. Colocándolos como una fuerte competencia ante la energía convencional; además, de que genera un ahorro en el consumo energético.
La función de estos dispositivos es aprovechar la radiación solar, para convertirla en energía. incluso si se generan excedentes puede ser vendida.
El ejecutivo de la Iniciativa Climática de México, Carlos Tornel; expresó que el interesado debe buscar una empresa distribuidora de paneles solares. Quienes le pedirán datos como el consumo energético y el tamaño del espacio donde será instalado el sistema. Con estos datos, la empresa entrega una propuesta de inversión.
Para la instalación de paneles solares, es importante destacar otros factores; como, la ubicación espacial de la casa, el techo de la misma y la dirección en la que pegan los rayos solares.
Vende el excendente de energía eléctrica
Para la venta de la energía excedente, debe realizar una serie de trámites, darse de alta como generador de energía por medio de paneles solares y proporcionar un número de cuenta bancaria para que se le realicen los depósitos.
La comisión de electricidad instalará un medidor; con el cual, se contabilizará el consumo de energía interna del domicilio y excedente de la misma.
El precio por la generación de energía es determinado, en este caso por la Comisión Reguladora de Energía. Conocido como “precio marginal local del lugar”; esto varía entre las zonas y regiones y, por lo tanto, el pago del usuario.
FUENTE: EL ECONOMISTA